Lavamanos e inodoros fueron destrozados a martillazos, y hasta la emprendieron con el techo.
Sorpresa mayúscula se llevaron directivos de la Sociedad Hijos de Palmeira cuando el sábado acudieron al campo de fútbol para realizar tareas de desbroce. El primer aviso llegó en la puerta, que pese a no estar forzada sí estaba abierta.
Al llegar a los vestuarios contemplaron un espectáculo dantesco porque los destrozos afectan a la totalidad de las dependencias y los daños, según una estimación inicial del presidente de la entidad, Emilio Pérez, rozan los ocho mil euros.
La propietaria del terreno de juego es la Sociedad Hijos de Palmeira, que lo cede al club deportivo. Sin embargo, tras la magnitud de los desperfectos ocasionados, Emilio Pérez tiene serias dudas de que el conjunto pueda utilizar el campo la próxima temporada. Explica que los ingresos de la entidad son escasos, con unas cuotas de socios bajas, y que hacer frente al desembolso que supone arreglar los daños causados está fuera de sus posibilidades económicas.
A martillazos
Los vándalos se ensañaron con las instalaciones. En la zona de los baños, lavamanos e inodoros fueron golpeados a martillazos y los restos cerámicos se esparcen por el suelo.
Tampoco se libró el área en el que se encuentran las duchas, donde Emilio Pérez comenta que, incluso, arrancaron las tuberías. Hasta la dependencia habilitada para los árbitros ha sufrido el azote de los vándalos que, incluso, la emprendieron con el techo y levantaron tanto parte de la estructura como arrancaron elementos de la iluminación.
El presidente no ocultaba su sorpresa por este ensañamiento de las instalaciones: «Non roubaron absolutamente nada, está claro que a súa única pretensión era facer dano».
Los hechos han sido denunciados en la policía para que se intente identificar al autor. Lo que más sorprende a Emilio Pérez es el hecho de que la cerradura no había sido forzada.
El presidente subrayó que no es la primera vez que se registra un allanamiento en el campo de fútbol, pero nunca de la magnitud del actual.
En las dependencias en las que se guardan enseres también estaba todo revuelto y se ocasionaron daños. Sin embargo, parece que quienes cometieron estos actos no tenían intención de llevarse nada.
Por el momento, la entidad no ha procedido a la retirada de los escombros y sus integrantes deberán decidir cómo pueden afrontar el coste de recuperación de los enseres destrozados.